jueves, 22 de diciembre de 2011

Iniciemos una deflagración.


Con tanto arrepentido por ahí
yo siempre te he elegido a ti.

1 comentario:

  1. Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos.
    Se descubrieron mudos entre las dos miradas.
    Sentimos recorrernos un palomar de arrullos,
    y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.

    Cuanto más se miraban mas se hallaban:
    más hondos se veían, mas lejos, y mas fundidos.
    El corazón se puso, y el mundo, mas redondos.
    Atravesaba el lecho la patria de los nidos.

    Entonces, el anhelo creciente, la distancia
    que va de hueso a hueso recorrida y unida,
    al aspirar del todo la imperiosa fragancia,
    proyectamos los cuerpos mas allá de la vida.

    Consumada la vida como el sol, su mirada.
    Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.

    M.H.

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