Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos. Se descubrieron mudos entre las dos miradas. Sentimos recorrernos un palomar de arrullos, y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.
Cuanto más se miraban mas se hallaban: más hondos se veían, mas lejos, y mas fundidos. El corazón se puso, y el mundo, mas redondos. Atravesaba el lecho la patria de los nidos.
Entonces, el anhelo creciente, la distancia que va de hueso a hueso recorrida y unida, al aspirar del todo la imperiosa fragancia, proyectamos los cuerpos mas allá de la vida.
Consumada la vida como el sol, su mirada. Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.
Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos.
ResponderEliminarSe descubrieron mudos entre las dos miradas.
Sentimos recorrernos un palomar de arrullos,
y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.
Cuanto más se miraban mas se hallaban:
más hondos se veían, mas lejos, y mas fundidos.
El corazón se puso, y el mundo, mas redondos.
Atravesaba el lecho la patria de los nidos.
Entonces, el anhelo creciente, la distancia
que va de hueso a hueso recorrida y unida,
al aspirar del todo la imperiosa fragancia,
proyectamos los cuerpos mas allá de la vida.
Consumada la vida como el sol, su mirada.
Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.
M.H.